Santoral del día 8 de febrero de 2024 según el Martirologio Romano.
Santos del 8 de febrero
Todos los santos: Santoral 8 de febrero
- San Jerónimo Emiliani, que en su juventud se dejó llevar por la cólera y la lujuria, pero, tras ser encarcelado por sus enemigos, se convirtió a Dios y se entregó al cuidado de los más necesitados, especialmente de los huérfanos y enfermos. Junto con los compañeros que logró reunir, dio inicio a la Congregación llamada de los Clérigos Regulares de Somasca, y después, mientras atendía a los enfermos en esa misma población de Somasca, cerca de Bérgamo, en Lombardía, contrajo la peste y falleció piadosamente (1537).
- Santa Josefina Bakhita, virgen, nacida en la región de Darfur, en Sudán, que siendo aún niña fue raptada y vendida en diversos mercados africanos de esclavos, sufriendo dura cautividad, pero al obtener la libertad abrazó la fe cristiana e ingresó en el Instituto de la Hijas de la Caridad (Canosianas), pasando el resto de su vida en Schio, cerca de Vicenza, entregada a Cristo y al servicio de los demás (1947).
- En Alejandría, en Egipto, conmemoración de santa Cointa o Quinta, mártir, a quien los paganos, durante la persecución bajo el emperador Decio, querían obligar a adorar a los ídolos, lo que ella rechazó y atada de pies y manos fue arrastrada por calles y plazas, sufriendo un horrendo suplicio (249).
- En Pavía, de la Liguria, san Jovencio o Evencio, obispo, que trabajó denodadamente en favor del Evangelio (397).
- Conmemoración de los santos monjes mártires del monasterio de San Dio, en Constantinopla (Estambul, hoy en Turquía), que fueron asesinados cruelmente por su defensa de la fe católica, con ocasión del envío de la carta del papa san Félix III contra el patriarca Acacio (c. 485).
- En Bretaña Menor, san Iacuto, abad, hermano de los santos Winwaldo y Guethnoc, que construyó cerca del mar el monasterio que después llevó su nombre (s. VI).
- En Milán, en Lombardía, memoria de san Honorato, obispo, que ante el inminente ataque de los lombardos salvó a una buena parte de su pueblo, trasladándolo a Génova (c. 570).
- En Vesoncio (hoy Besançon), en Burgundia, san Nicecio, obispo (c. 610).
- En Verdún, en la Galia, san Pablo, obispo, que, después de ser monje, fue elevado a la sede episcopal de esta ciudad, en la que promovió el culto divino y la vida regular de los canónigos (c. 647).
- En Albano, en el Lacio, beato Pedro, apellidado “Igneo” por haber pasado ileso por el fuego, que fue monje de Valumbrosa y después obispo de esta ciudad, trabajando sin tregua para restaurar la disciplina eclesiástica (1089).
- En Muret, en la región aquitana de Limoges, san Esteban, abad y fundador de la Orden de Grandmont, que confió a los clérigos la alabanza divina y la contemplación, dejando la administración de los asuntos temporales a la caridad de los hermanos legos (1124).
- En Savigliano, en el Piamonte, beata Josefina Gabriela Bonino, virgen, que bajo la protección de la Sagrada Familia de Nazaret fundó una congregación religiosa para educar a los huérfanos y asistir a los enfermos pobres (1906).