Santoral 3 de septiembre

Santoral del día 3 de septiembre de 2024 según el Martirologio Romano en el santoral septiembre.

Santos del 3 de septiembre

santos 3 septiembre
Santos del 3 de septiembre

Todos los santos: Santoral 3 de septiembre

  1. Memoria de san Gregorio I Magno, papa y doctor de la Iglesia, que siendo monje ejerció ya de legado pontificio en Constantinopla y después, en tal día, fue elegido Romano Pontífice. Arregló problemas temporales y, como siervo de los siervos, atendió a los cuidados espirituales, mostrándose como verdadero pastor en el gobierno de la Iglesia, ayudando sobre manera a los necesitados, fomentando la vida monástica y propagando y reafirmando la fe por doquier, para lo cual escribió muchas y célebres obras sobre temas morales y pastorales. Murió el doce de marzo (604).
  2. Conmemoración de santa Febe, sierva del Señor entre los fieles de Cencreas (Corinto), que atendió a san Pablo y a otros muchos, según escribe el propio apóstol en la carta a los Romanos [16, 1-2].
  3. En Nicomedia, de Bitinia (hoy Turquía), santa Basilisa, virgen y mártir (s. IV).
  4. En Córdoba, en la Hispania Bética, san Sandalio, mártir (c. s. IV).
  5. En Toul, en la Galia Bélgica (hoy Francia), san Mansueto, primer obispo de esta ciudad (s. IV).
  6. En el monte Titano, cerca de Rímini, en la Flaminia, san Marino, diácono y anacoreta, portador al pueblo gentil del Evangelio y de la libertad de Cristo (s. IV/V).
  7. En Hibernia (hoy Irlanda), san Macanisio, obispo (514).
  8. En Milán, de la Lombardía, san Auxano (c. 589).
  9. En la antigua ciudad de Caudium (hoy Montesarchio), en la Campania, san Vitaliano, obispo (s. VII).
  10. En el monasterio de Stavelot, en Brabante, san Rimagilo, obispo y abad, quien, además del monasterio de Solignac, en Limoges, fundó otros dos: el de Stavelot y el de Malmedy, en la soledad boscosa de Ardennes (c. 671-679).
  11. En la isla de Lérins, en la Provenza, san Aigulfo, abad, y compañeros, monjes, que, según tradición, sufrieron el martirio durante una incursión sarracena (c. 675).
  12. En Sées, de Neustria, san Crodogango, obispo y mártir (s. VIII).
  13. En el lugar de Astino, en Val Camonica, de la región lombarda, beato Guala, de la Orden de Predicadores, obispo de Brescia, quien luchó prudente y esforzadamente por la paz de la Iglesia y el bien común, sufriendo el destierro en tiempo del emperador Federico II (1244).
  14. En Nagasaki, en Japón, beatos Bartolomé Gutiérrez, presbítero, de la Orden de Ermitaños de San Agustín, y cinco compañeros (beatos presbíteros Vicente Carvalho y Francisco Terrero, de la Orden de Ermitaños de San Agustín; Antonio Ishida, de la Compañía de Jesús; Jerónimo Jo; y Gabriel de la Magdalena, religioso de la Orden de los Hermanos Menores), mártires, quienes, por odio a la fe cristiana, fueron sumergidos todos ellos en aguas sulfúreas hirviendo y después arrojados al fuego (1632).
  15. En Piacenza, en la región de Emilia, en Italia, beata Brígida de Jesús Morello, que, después de enviudar, se consagró a Dios, afanándose en obras de penitencia y caridad, y fundando la Congregación de Hermanas Ursulinas de María Inmaculada, dedicadas a la educación cristiana de la juventud femenina (1679).
  16. En París, en Francia, pasión de los beatos Andrés Abel Alricy, presbítero, más setenta y un compañeros (beatos René María Andrieux, Pedro Pablo Balzac, Juan Francisco María Benoît o Vourlat, Miguel Andrés Silvestre Binard, Nicolás Bize, Pedro Bonzé, Pedro Briquet, Pedro Brisse, Carlos Carnus, Beltrán Antonio de Caupenne, Jacobo Dufour, Dionisio Claudio Duval, José Falcoz, Gilberto Juan Fautrel, Filiberto Fougère, Pedro Juan Garrigues, Nicolás Gaudreau, Esteban Miguel Gillet, Jorge Jerónimo Giroust, José María Gros, Pedro Guérin du Rocher, Roberto Francisco Guérin du Rocher, Ivón Andrés Guillon de Keranrun, Julián Francisco Hédouin, Pedro Francisco Hénocq, Eligio [Eloy] Herque o du Roule, Pedro Ludovico Joret, Jacobo de la Lande, Egidio [Gil] Ludovico Sinforiano Lanchon, Ludovico Juan Mateo Lanier, Juan José de Lavèze-Belay, Miguel Leber, Pedro Florencio Leclercq, Juan Carlos Legrand, Juan Pedro Le Laisant, Julián Le Laisant, Juan Lemaître, Juan Tomás Leroy, Martín Francisco Alejo Loublier, Claudio Ludovico Marmotant de Savigny, Claudio Silvano Mayneaud de Bizefranc, Enrique Juan Millet, Francisco José Monnier, María Francisco Mouffle, José Ludovico Oviefre, Juan Miguel Philippot,, Jacobo Rabé, Pedro Roberto Régnet, Ivón Juan Pedro Rey de Kervizic, Nicolás Claudio Roussel, Pedro Saint-James, Jacobo Ludovico Schmid, Juan Antonio Seconds, Pedro Jacobo de Turménies, René José Urvoy, Nicolás María Verron, Carlos Víctor Véret, todos presbíteros; además, Juan Carlos María Bernard du Cornillet, canónigo de la abadía de San Víctor de París; Juan Francisco Bonnel de Pradel y Claudio Pons, canónigos de la abadía de Santa Genoveva de París; Juan Carlos Caron, Nicolás Colin, Ludovico José François y Juan Enrique Gruyer, de la Congregación de la Misión; Claudio Bochot y Eustaquio Félix, de la Congregación de Padres de la Doctrina Cristiana; Cosme (Juan Pedro) Duval, de la Orden de Hermanos Menores Capuchinos; Pedro Claudio Pottier, de la Compañía de Jesús y María; y Sebastián Desbrielles, maestro de escuela en París, Ludovico Francisco Rigot y Juan Antonio José de Villette), mártires, la mayoría presbíteros, todos los cuales, tras ser recluidos en el Seminario de San Fermín a modo de cárcel, y después de vivir una matanza el día anterior, fueron asesinados por odio a la Iglesia (1792).
  17. También en París, el mismo día y año, beatos mártires Juan Bautista Bottex, Miguel María Francisco de la Gardettte, Francisco Jacinto le Livec de Trésurin, quienes sufriendo similar situación en la cárcel de La Force, donde murieron martirizados por su fe en Cristo (1792).
  18. En Seúl, de Corea, pasión de los santos Juan Pak Hu-jae y cinco compañeras (santas María Pak Kun-a-gi Hui-sun, hermana de santa Lucía Pak Huisun; Bárbara Kwon-hui, esposa de san Agustín Yi Kwang-hon; Bárbara Yi Chong-hui; María Yi Yon-hui, esposa de san Damián Nam Myong-hyog; e Inés Kim Hyo-ju), mártires, que, por el hecho de ser cristianos, en tiempo de persecución fueron llevados ante el tribunal de criminales y, después de sufrir crueles suplicios a causa de su fe, murieron al fin degollados (1839).

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